Colombia atraviesa un cambio demográfico que transformó por completo la manera en que los adultos mayores imaginan su vivienda de retiro. En 2005 la población mayor de 60 años equivalía al 6,3 % del total del país. En 2018 subió al 9,1 % y hoy alcanza el 15,7 %. Las proyecciones indican que en 2050 llegará al 26,6 %. Este crecimiento sostiene una afirmación contundente: el país envejece y el mercado de vivienda no está preparado.
A pesar de este panorama, solo el 3,2 % del mercado inmobiliario nacional se especializa en vivienda para adultos mayores. Esta brecha resulta evidente cuando se comparan las necesidades de esta población con la oferta disponible. Según las encuestas del Seminario de Actividad Edificadora de Camacol Bogotá y Cundinamarca, el 58,1 % de los adultos mayores desea vivir en una vivienda propia durante su retiro. El 24,2 % prefiere hacerlo con un pariente. El 9,7 % opta por el arriendo. El 4,8 % considera la hipoteca inversa y únicamente el 3,2 % piensa en una vivienda de retiro especializada, una cifra que coincide con la limitada disponibilidad de estos proyectos.
¿Qué piensan los adultos mayores sobre la vivienda?
Las motivaciones detrás de estas decisiones muestran un cambio cultural significativo. El 27,4 % busca seguridad para el futuro. El 19,4 % desea no depender de un familiar. El 17,7 % necesita un espacio adecuado. El 8,1 % valora la cercanía con su familia. Las razones se relacionan con autonomía, estabilidad emocional y un interés explícito por mantener independencia funcional.
Las expectativas alrededor de los servicios confirman esta tendencia hacia modelos de vivienda más completos. La enfermería permanente ocupa el primer lugar con un 59,7 % de preferencia. Los servicios de alimentación alcanzan el 40,3 %. Las zonas verdes también marcan un 40,3 %. Las zonas comunes amplias registran un 30,6 %. Los ascensores y rampas tienen un 29 % y los servicios de limpieza un 17,7 %. El salón social aparece con un 16,2 %, el gimnasio con un 14,5 %, la piscina con un 12,9 % y el parqueadero con el mismo porcentaje.
Estos datos revelan que los adultos mayores esperan mucho más que un simple espacio habitacional. Buscan un entorno que combine cuidados profesionales, movilidad accesible, interacción social, naturaleza y servicios complementarios. La vivienda de retiro dejó de ser un concepto pasivo. Se convirtió en una alternativa que promete calidad de vida, autonomía y continuidad en las actividades cotidianas.
El sector de la construcción y la población silver
El reto para el sector constructor consiste en interpretar estas cifras y transformarlas en proyectos reales. Los modelos de Senior Living y Senior Cohousing pueden responder a este escenario si incluyen proximidad a servicios de salud, accesibilidad al transporte, entornos urbanos seguros y unidades residenciales flexibles. La tendencia internacional avanza hacia soluciones que integran salud, recreación, tecnología y acompañamiento profesional.
El país enfrenta una demanda clara. Una de cada cuatro viviendas en 2050 estará orientada a adultos mayores, según Camacol. El mercado no puede seguir operando con una oferta especializada que apenas llega al 3,2 %. La transición demográfica ya no es un pronóstico. Es un hecho que obliga a replantear la forma en que se diseña, financia y construye la vivienda en Colombia.
El futuro del sector depende de comprender que la población mayor no busca dependencia. Busca bienestar. No busca aislamiento. Busca un entorno. No busca cuidados mínimos. Busca calidad de vida. La vivienda diseñada para adultos mayores no es un gasto asistencial. Es una inversión social necesaria que define cómo un país responde al envejecimiento y cómo garantiza dignidad en una etapa que cada vez será más numerosa y más exigente.
Hogar geriátrico: precios y factores que influyen
Hablando específicamente de precios, los costos de los hogares geriátricos pueden variar significativamente en función de diversos factores como la ubicación, los servicios ofrecidos y el tipo de habitación. De acuerdo con datos de Valora Analitik, en ciudades como Bogotá, las tarifas mensuales oscilan entre $1.000.000 y $4.200.000 de pesos.
Por ejemplo, los hogares que ofrecen servicios básicos, como habitaciones compartidas y atención médica mensual, tienden a tener precios más accesibles, que van desde los $600.000 hasta $1.500.000 de pesos mensuales. Sin embargo, aquellos que cuentan con servicios más completos, como terapia física, alimentación especializada, actividades recreativas y atención las 24 horas del día, pueden alcanzar tarifas mucho más elevadas, superando incluso los $10.000.000 mensuales, especialmente en residencias premium.