Aquí encontrarás información útil para pacientes y cuidadores sobre la incontinencia urinaria en adultos mayores
Elaborado por:
-Leonilde Morelo MD Geriatra
-Amparo Morelo MD Epidemióloga
-Mariana Brunal Psic. Esp. Psicología del Consumidor
-Inés Torres Est. MD PUJ
La continencia urinaria es una función básica que se adquiere en la infancia a partir de los 2-3 años, y que se debe mantener hasta las edades más avanzadas, si no hay otras enfermedades. Para que se mantenga la continencia urinaria es necesario que la presión intrauretral (dentro de la uretra) sea mayor que la presión intravesical (dentro de la vejiga). De esta manera, durante el llenado de la vejiga, la continencia está asegurada por el músculo liso de la uretra, la cual mantiene una presión más elevada que la existente en la vejiga.
La continencia es un proceso complicado, resultado de una perfecta función y coordinación del sistema urinario inferior y la integridad del sistema nervioso, responsable de su actividad. El control voluntario de la micción tiene mecanismos neurológicos de gran complejidad.
La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina que condiciona un problema higiénico y/o social, y que puede demostrarse objetivamente.
Requisitos para el mantenimiento de la continencia urinaria en el adulto mayor
-DE URGENCIA.
-DE ESFUERZO.
-MIXTA.
-SIN PERCEPCIÓN DEL DESEO MICCIONAL.
La incontinencia urinaria del adulto mayor puede constituir un proceso complejo y de origen multifactorial, por lo que será preciso abordar su diagnóstico de una forma multidimensional (aspectos físicos, psíquicos, funcionales, sociales e inclusive del hábitat). Actualmente está suficientemente estandarizada la valoración diagnóstica del adulto mayor con incontinencia urinaria. Incluye los siguientes componentes:
Para tratar la incontinencia urinaria en adultos mayores se incluyen diversas alternativas, las cuales pueden y deben ser usadas de forma complementaria para obtener los mejores resultados.
Se han de valorar con base en una muy completa historia clínica utilizando la valoración geriátrica integral; agregando datos y detalles ampliados de las características de la incontinencia.
1) Medidas generales generales o inespecíficas
Modificar hábitat o barreras arquitectónicas:
Para facilitar el acceso al sanitario, y si ello no fuera posible, utilizar sustitutos (orinal, bacín, bacinilla). Realizar adaptaciones en el cuarto de baño.
Medidas higieno dietéticas:
Reducir el consumo de sustancias excitantes (alcohol, café, té), ya que favorecen episodios de urgencia miccional. Limitar su consumo hasta las 5 de la tarde.
Modificar fármacos que alteren la continencia urinaria:
Diuréticos, psicofármacos, anticolinérgicos, calcioantagonistas, etc.: sustituirlos por otros grupos farmacológicos, reducir dosis o preferir administrarles en la mañana.
Otros factores para tratar la incontinencia urinaria:
Motivación, estado de ánimo, deprivación sensorial, número y estado de cuidadores, hábitat, tipo de ropa a utilizar (cómoda y con fácil apertura).
Medidas paliativas
Se pueden utilizar pañales, así como colectores externos en varones sin obstrucción al tracto urinario de salida. Sondaje vesical en situaciones muy concretas (úlceras por presión, situación terminal, entre otras)
Importante tener en cuenta:
Con relación al uso de sondas:
– Aumentan el riesgo de infección.
– Sólo deben usarse en pacientes en los que se necesite medir exactamente su volumen de orina, pacientes con úlceras por presión o que por su estado no puedan usar otro tratamiento.
– Deben mantenerse estériles.
– No utilizar de rutina antibióticos como prevención.
– Cuando el catéter se obstruya se deben aumentar los líquidos ingeridos y acidificar la orina.
-Retirar tan pronto sea posible.
2) Técnicas de modificación de conducta (técnicas conductuales)
-Su objetivo es restablecer un patrón promoviendo así la continencia urinaria.
-Consideradas altamente eficaces, consiguen una disminución de la frecuencia y severidad de la incontinencia urinaria e incluso es posible recuperar la continencia urinaria.
-Para ser realizadas el anciano debe conservar suficiente capacidad física y mental, así como un grado de motivación que permita su aprendizaje o disponer de un número suficiente de cuidadores que las hagan por él.
3) Tratamiento de las causas transitorias
Además de las medidas generales anteriormente expuestas, habrá que utilizar el tratamiento para la incontinencia urinaria en adultos mayores específico de cada causa transitoria.
El adulto mayor al cual se le detecta la existencia de bacteriuria significativa durante la valoración de incontinencia urinaria, se debería considerar ésta como un síntoma más y tratar la bacteriuria como si fuera una infección de orina, revalorando posteriormente al tratamiento antimicrobiano la persistencia de bacteriuria y la recuperación o no de la continencia.
En caso de persistencia de la incontinencia, una vez corregida la causa transitoria, habría que considerar otra serie de factores como responsables de la pérdida de la continencia urinaria (causas establecidas).
4) Tratamiento empírico farmacológico
En algunos pacientes, con síntomas irritativos, tras analizar riesgo/beneficio, se puede iniciar un tratamiento farmacológico empírico para disminuir la actividad contráctil involuntaria vesical y otra sintomatología.
Antes de iniciar se debe conocer el grado de aceptación por parte del paciente de su problema, ya que los efectos secundarios de la medicación o del tratamiento pueden ser mayores que la tolerancia de los síntomas.
5) Tratamiento quirúrgico
7) Tratamiento de la incontinencia urinaria funcional en adultos mayores
En el manejo de los pacientes con algún grado de incapacidad, limitaciones de cuidadores o problemas ambientales y que padezcan una incontinencia urinaria funcional, la intervención será multifactorial, mejorando las condiciones más directamente relacionadas con la pérdida de la continencia (inmovilidad, depresión, deterioro cognitivo).
Además de las medidas específicas, que se deberán aplicar de forma complementaria, se ha comprobado que con las técnicas conductuales es posible mejorar la incontinencia urinaria en un porcentaje considerable de pacientes, e incluso en ocasiones restablecer la continencia urinaria.
8) Tratamiento paliativo
Los pañales y paños protectores son eficaces para recoger y absorber orina, cambiándose a intervalos determinados por la frecuencia de incontinencia urinaria. Existen de varias tallas y calidad, para ambos sexos útiles en incontinencia urinaria refractaria.
Desventajas: Retrasan la debida evaluación médica y causan aceptación de la enfermedad. Pueden ocasionar irritación y ruptura de piel. Las sondas condón usadas en varones pueden romper la piel y no se pueden colocar si el pene es pequeño o retráctil.
Wearever es innovación textil absorbente de grado médico para goteos leves y fugas moderadas de orina, que resiste hasta 200 lavadas, ahorra y ayuda a salvar al planeta.
Máxima absorción: 600 ml; tejido transpirable que evita la oclusión en la piel.
Los pesarios, que fueron usados antiguamente por mujeres, han sido sustituidos por prótesis removibles que dan soporte al cuello de la vejiga urinaria, y pueden ser retirados por la noche para reutilizarlos al día siguiente. Contraindicados en pacientes con prolapso genital.
El cateterismo intermitente sea realizado por el mismo paciente o su cuidador, es el tratamiento de elección de incontinencia urinaria por rebosamiento inoperable, siendo preferible al permanente.
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Siempre hemos hablado del envejecimiento como un fenómeno creciente de alto impacto en la sociedad, pero las cifras actuales son mucho más contundentes y nos llevan a pensar que ya es una realidad. En el último censo en Colombia del año 2018, más del 13% de la población tenía 60 o más años y este fenómeno de crecimiento es rápidamente progresivo, como se puede ver en la siguiente gráfica de las naciones unidas, donde para el 2100 estas personas representarán cerca del 40% del total de la población.
Una de las preocupaciones más relevantes en la comunidad científica es la posible relación que existe entre la edad y las enfermedades dependientes de la misma, tales como las cardiovasculares o las demencias, entre muchas otras. La buena noticia está en que los programas de prevención y promoción han mostrado ya resultados positivos, evitando o previniendo algunas de estas patologías, dando lugar a un término denominado “compresión de las enfermedades”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado el concepto de envejecimiento saludable, basado en evidencias científicas y es así como actualmente promueve una herramienta de evaluación llamada ICOPE por sus siglas en inglés o AIPM en español (Atención Integrada a las Personas Mayores). Podemos decir que es una guía para que los proveedores de salud ayuden a desarrollar y llevar a cabo una atención integral centrada en la persona.
La guía AIPM incorpora el enfoque en la optimización de capacidades intrínsecas del individuo y habilidades funcionales como claves para un envejecimiento saludable y ofrece vías de atención para manejar las condiciones de riesgo, a través de cinco dominios: capacidad locomotora o de movimiento, vitalidad definida como nutrición, capacidad sensorial (visión y audición), cognición, y capacidad psicológica o afecto, traducida como depresión.
La intervención en estas cinco entidades ha demostrado ser muy eficiente para lograr un envejecimiento activo, participativo y saludable, tal como se resume en la siguiente gráfica.
Dado que estos datos están en inglés, lo podemos resumir de la siguiente manera:
En edades tempranas, una buena educación reduce en un 8% la posibilidad de tener demencia.
En edades medias, intervenciones que disminuyen el riesgo de demencias se centran en audición 9%, control de la hipertensión 2% y disminución de la obesidad, 1%
En edades avanzadas las cifras son: dejar de fumar 5%, tratamiento de la depresión 4%, actividad física 3%, aislamiento social 2% y diabetes 1%.
En resumen, son muchas las oportunidades que tenemos a lo largo de la vida para lograr un envejecimiento saludable: es hora de actuar en quienes nos rodean y en nosotros mismos.
* Si desea poner en práctica algunas de estas sugerencias, recuerde hacerlo siempre con el acompañamiento y la supervisión de su médico y del equipo de proveedores de sus servicios de la Salud.